¿Quién diría? Observando esta historia aprendemos a destruir a las miserias humanas, y a valorar a las fortalezas que nacen del alma, en los momentos de angustia extrema, en los momentos en que la esperanza falta a la cita, y desearíamos que estuviese calmando la ansiedad, usufructuando al caos y volviéndolo reminiscencia de la verdad y la autoridad del ser humano sobre las "bestias" que la naturaleza nos manda para atacarnos a nosotros, seres frívolos cuando hay que ganar, y seres esperanzados y criteriosos cuando hay que sobrevivir. Pi nunca perdió la fortuna; fortuna es poder llevar la miseria consigo y transformarla en rebeldía. Pi siempre tuvo calma, siempre tuvo paso firme: siempre tuvo al tigre a su lado. Sin el tigre no hay historia, sin fauna al servicio del tigre tampoco habría historia; sin algas al servicio del hambre en el momento justo tampoco habría historia. La historia no existiría si Ang lee no hubiese creado el mundo que en realidad creó y presentó ante nuestros ojos en formato de aventura, sinceridad y magia. Magnífica!!!!!
Ojo con la rebelión, las máquinas atacan, hagamos alianzas, no les ganaremos la guerra, la mente seguirá luchando, pero los megas, los gigas, los teras y las medidas del futuro caminan y seguirán caminando al lado nuestro, queramos o no.
En nuestra infancia nos enseñaste que la paciencia es el valor más importante que hay que usar en la vida, paciencia para esperar a esa mosca ingrata, y atraparla con los palitos, los mismos que después usaremos para comer el arroz...
Se terminan las derrotas en el instante que nace cuando la verdad se hace espada, escudo y casco, armaduras del hierro de la razón instalan el miedo, en un lugar donde nada debería pasar, todo debería fluir como la mente ante la paz y el amor interior...
Hay que seguir en movimiento, a pesar de la envidia de los fantasmas de lo ajeno; hay que seguir cantando en esta vida que a veces nos ahoga, y otras veces nos da las bocanadas de aire más gigantes que existen. Él lo enseñó con su música, con su forma de pertenecer al mundo, a su manera, en movimiento...
Yo que nací sin poder, aprendo al igual que todos ustedes, a redimirme pero no a perder el poder en la expresión, en el sentimiento, en la cabeza pensante, en los augurios de una vida mejor, de un progreso llevadero de la mente y el alma...
